En el Día Mundial del Medio Ambiente, Brasil aún lucha con cuestiones de la minería

Una amenaza para su flora, fauna, aguas y toda la sociedad

En noviembre de 2015, la provincia de Minas Gerais, en Brasil, fue noticia en todo el mundo debido a una tragedia que se conoció como el peor desastre ambiental del país. Ocurrió en la ciudad de Mariana, cuando se colapsó la presa de una mina de hierro, liberando 43,7 millones de metros cúbicos de relaves mineros al río Doce, provocando una avalancha de lodo tóxico que llegó al río y playas cercanas a la desembocadura, cuando alcanzó al Océano Atlántico, 17 días después. El desastre creó una crisis humanitaria ya que cientos de personas fueron desplazadas de sus casas, y las ciudades a lo largo del río Doce sufrieron escasez de agua por la contaminación de su suministro de agua. El alcance de los daños causados ​​por la falla es el más grande jamás registrado con contaminantes esparcidos a lo largo de 668 kilómetros de cursos de agua.

Mariana se encuentra en una zona que tiene su economía basada mayoritariamente en la minería. Samarco, una empresa conjunta entre Vale de Brasil y la anglo-australiana BHP Billiton, es uno de los mayores empleadores de la región. La represa colapsada pertenecía a la referida empresa, que recientemente en marzo de 2022 fue autorizada por el gobernador de Minas Gerais para ampliar sus actividades en el “Complexo Minerário Germano”, donde ocurrió el accidente.

Si lo que pasó en Mariana hubiera sido tomado en serio por las autoridades de Brasil, podríamos haber evitado otro gran desastre que involucra a la industria minera en el país. Si bien se hizo creer a la opinión pública que tal catástrofe era inaceptable y que nunca pensaría que algo así podría volver a suceder, todos vimos, aterrorizados, otra vez a lo que se pareció a una película de terror de la vida real: poco más de 3 años después, en enero de 2019, se rompió otra presa de relaves en el estado de Minas Gerais. Esta vez, en la ciudad de Brumadinho, ubicada a 55 kilómetros de la capital Belo Horizonte.

Era la hora del almuerzo cuando colapsó la represa de la mina Córrego do Feijão, derramando 12,7 millones de metros cúbicos de relaves de mineral de hierro. El estallido formó un tsunami de lodo que descendió a casi 100 km por hora, destruyendo todo lo que tenía delante, provocando lo que se convirtió en la mayor tragedia humanitaria de Brasil: un desastre laboral que provocó la muerte de 251 trabajadores (muchos de ellos estaban comiendo en la cafetería, que era ubicada justo debajo de la presa). La ruptura de la represa también mató a 2 niños por nacer y 19 comuneros, entre residentes y turistas, sumando la pérdida de 272 vidas humanas. El lodo terminó llegando a la principal fuente de agua de la región, el río Paraopeba, que ahora se encuentra contaminado con metales pesados. Esta mina también pertenecía a Vale. Hasta el día de hoy, nadie ha sido responsabilizado por el incidente.

Según Claudio Ferreira dos Santos, secretario ejecutivo de la Federación Nacional de Técnicos en Seguridad del Trabajo, las represas representan un riesgo enorme, no solo para los trabajadores que desarrollan allí sus actividades, sino también para el entorno, ya que una ruptura produce efectos terribles. “Estamos ante una bomba de relojería que podría explotar en cualquier momento. Las consecuencias de una perturbación para el medio ambiente y las personas son catastróficas. La prevención y la cultura de la prevención son muy importantes”, concluye.

Si por un lado, la forma en que el gobierno trata con la industria minera en Brasil está llena de matices oscuros, por otro, ha habido movimientos relevantes de otros sectores de la sociedad, instituciones y fuerzas legales en busca de justicia y memoria. Este es el caso del “Legado de Brumadinho”*, un proyecto en memoria de la peor tragedia humanitaria de Brasil, en un intento de establecer una nueva mentalidad en la sociedad sobre la importancia de las políticas de seguridad en el trabajo, para que tragedias como Mariana y Brumadinho jamás vuelvan a pasar. Su lema es: “Hoy puedes salvar vidas, mañana puede puede que sea demasiado tarde”.

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Proyecto realizado con recursos asignados por el Comité Gestor del Daño Moral Colectivo pagado a título de indemnización social por la ruptura de la represa en Brumadinho, el 25/01/2019, que cobró 272 vidas.

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